Los catalanes tendemos a la hipérbole. Esta misma afirmación ya es una exageración en si misma. Pero podemos darla por buena como punto de arranque para el análisis de la reciente conferencia del presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en la Fundació Catalunya Oberta (FCO), en la que pronunció la siguiente frase: “El Barça brilla ahora más que los organismos que han de tirar el país adelante y el país debería mirarse en el espejo del Barça”.
Laporta es una persona a quien no le falta coraje. En la misma alocución, salió en defensa de los ex-altos cargos de la Generalitat imputados en el Caso Pretoria, Macià Alavedra y Lluís Prenafeta, ambos patronos de la FCO. Considera que son víctimas de “una decisión desproporcionada y humillante, para ellos y para Cataluña”. Previamente, había destacado también su condición de “barcelonistas”.
Laporta elabora su discurso a partir de un guión correcto la mayoría de las veces, pero suele caer en la desmesura en el momento de interpretarlo, sobretodo cuando entiende que los vientos soplan a su favor. El título de la conferencia, “El Barça, motor de Catalunya”, ya la presumía.
En este caso, lo correcto en el guión son los resultados de su gestión al frente del FC Barcelona, des de julio del 2003. Aunque en estos seis años por el camino le hayan abandonado hasta quince de sus directivos. Una proporción que ningún gobierno sería capaz de asimilar, dicho sea para mantener la traslación a lo político.
También es correcto su análisis histórico del club como agente activo del catalanismo, desde que su fundador Joan Gamper decidió vincular el Barça al devenir de Cataluña y lo convirtió en el “club de Cataluña”, según sentencia de un periódico de la época, hasta llegar a su propia presidencia y pasando por Josep Sunyol –el presidente fusilado por el ejército franquista en 1936– y Agustí Montal en el tardo franquismo.
Sin embargo, de ahí a situar el FC Barcelona en un plano de igualdad con Cataluña media un buen trecho de realidad y permite la jocosa comparación con el célebre lapsus del ex-presidente José Luís Núñez cuando se refirió a Barcelona como “la ciudad que lleva el nombre del club”. Ahí Núñez pecó de modestia.
Pero en el caso de Laporta no se trata de ningún lapsus. Detrás están sus escarceos con la política activa, a la que aspira a dar el salto. “Si necesita un líder [Cataluña], a lo mejor me lo podría plantear.” Otra interpretación desmesurada. Quizás Cataluña, al igual que las democracias occidentales, adolezca de la falta de líderes, pero de líderes en plural, nunca en singular.
3 comentaris:
“El Barça brilla ahora más que los organismos que han de tirar el país adelante y el país debería mirarse en el espejo del Barça”.
Aquestes paraules del President Laporta són el paradigma del narcisisme més desmesurat.
Inaudita, també, la defensa del Prenafeta, Alavedra, etc..
Sr. Laporta potser sí que "estamos muy mal"!!!
No CARLES, el que esta muy mal es ell, el sr. LAPORTA. Al LORO SR. laporta
Exacte. És el què volia dir. Estem d'acord? Què estrany!
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